Hoy es 27 de marzo, Día Internacional del Queso, una fecha señalada en el calendario de los “cheeselovers”. Por ello, la Denominación de Origen Rueda te propone cinco vinos elaborados con la variedad verdejo, autóctona de la zona, que podrás acompañar con cinco quesos irresistibles.
• Queso Gruyère
Este queso duro suizo está elaborado a base de leche entera de vaca y posee un sabor dulce, similar a la nuez, que perdura en el paladar. Su sabor y textura varían con la edad pero es característico por su aroma y sabor picante. Es el ingrediente perfecto para recetas como: quiches, sopas de cebolla o ensalada.
Hoy te proponemos acompañarlo con un Yllera Verdejo Vendimia Nocturna 2018 de Bodegas Grupo Yllera. La madurez frutal del vino y los toques herbáceos permiten que el Gruyère ensalce su suavidad y su sabor picante. Este vino presenta un color amarillo pajizo con toques verdosos. En nariz se aprecian aromas de frutas cítricas, frutas blancas y un toque anisado al final. Muy elegante y sedoso en boca, nos deja un agradable sabor amargo, típico de la variedad Verdejo de la D.O. Rueda.
• Raclette
También procedente de suiza, este queso tradicional del país posee un característico punto ácido. Lo mejor es tomarlo fundido en el plato que lleva su nombre y que se ha convertido en todo un ritual perfecto para una comida familiar: La Raclette.
Acompáñalo junto a los ingredientes tradicionales como patatas cocidas o embutidos variados descorchando una botella de Tres Pilares Verdejo 2019 de Bodegas Tres Pilares. Este tipo de queso encaja fácilmente con este Verdejo de la D.O. Rueda, gracias a la viveza y a los toques afrutados del vino. De color amarillo pajizo con reflejos verdosos, muy intenso en nariz y rico en matices de pomelo, mandarina y finas hierbas balsámicas. Entrada en boca agradable y con una buena acidez. El final es largo y ligeramente goloso.
• Queso Castellano
Producto regional de Castilla y León, elaborado con leche cruda o pasteurizada de oveja. Es ligeramente picante y tiene un sabor persistente. Vale la pena tomarlo solo. De hecho, es ideal para tomar en cualquier momento del día, como aperitivo o como postre y acompañado de una copa de Campo Eliseo Cuvée alegre Verdejo 2018 de Bodegas Burdigala.
Un vino que, por su frescura y cremosidad, matizará el carácter potente del queso castellano. Este vino presenta un color amarillo intenso con destellos verdosos. En nariz se aprecia un amplio abanico de aromas, con matices de manzana, pera y notas cítricas. La permanencia y crianza sobre lías le confiere un agradable recuerdo de frutos secos y de pan brioche. En boca resulta sedoso, estructurado y con una acidez equilibrada.
• Queso Provolone
Queso italiano originario del sur del país, elaborado con leche de vaca y con un sabor distinto que, dependiendo de su versión, puede ser dulce o picante …incluso ahumadas. Para conseguir que desprenda todos sus aromas y su sabor intenso, se recomienda tomarlo caliente. Por ejemplo, con tomate en rodajas sobre un plato de barro y directo al horno, acompañado de una copa de Cuatro Rayas 40 vendimias Cuvée 2018, de bodegas Cuatro Rayas.
Este vino encaja a la perfección por la buena acidez y matices ahumados que presenta el vino y que pueden aparecer en el queso provolone. Presenta un bonito color amarillo limón con tonos acerados. En nariz resulta muy intenso y varietal, toques anisados, heno y con recuerdos balsámicos de su paso por madera. En boca es amplio, intenso, envolvente y con una acidez muy bien integrada.
• Queso de oveja curado con trufa
Elaborado a base de leche de oveja es un queso diferente, muy exótico, con un sabor intenso y único gracias al aroma que le confiere la trufa. Es perfecto para consumirlo en la clásica tabla de quesos junto con una copa de vino. El queso de oveja trufado presenta unas características organolépticas intensas, persistentes, untuosas y algo salinas en boca, matizadas por cierta sensación de humedad, de tierra, de mineralidad que posiblemente le aporta la trufa.
Para esta ocasión os recomendamos un vino de Javier Sanz Fermentado en Barrica 2018, de Bodegas Javier Sanz. Este vino armoniza perfectamente con los matices terrosos del queso debido a los aromas tostados que le da el paso del vino por barrica. De color amarillo dorado y muy brillante. En nariz es elegante y rico en matices con aromas de tierra seca, heno y de fruta madura de hueso, tipo melocotón y albaricoque. En boca es sedoso y con toques minerales con una madera bien integrada. Un vino con un final largo y equilibrado para disfrutar en buena compañía.