Valtravieso presenta su nuevo proyecto: Viñedos Olvidados

“Hace tiempo nos planteamos qué queríamos ser de mayores y nos dimos cuenta de que no pretendíamos ser los mejores, sino ser diferentes”.

Con esta reflexión comenzaba Pablo González Beteré, Consejero Delegado de Valtravieso Bodegas y Viñedos, una mesa redonda con ponentes de excepción: Pedro Ballesteros (Master of Wine), Juancho Asenjo (divulgador y humanista del mundo del vino), Amaya Cervera (periodista especializada en vino y creadora de la web Spanish Wine Lover), el sumiller Diego González, el vigneron Luis Martín y Ricardo Velasco, enólogo y director técnico de Valtravieso.

Con motivo del lanzamiento del nuevo proyecto de Valtravieso -Viñedos Olvidados- todos ellos debatieron en torno a la recuperación de viñedos y la puesta en valor de variedades autóctonas. “Queremos recuperar zonas, recuperar varietales e intentar trabajarlas bajo la experiencia que tenemos los últimos 30 años en la Ribera del Duero”, explicaba González Beteré. Y siempre con un enfoque claro: que sean vinos para disfrutar. Ese es precisamente el resultado de Viñedos Olvidados, “un proyecto apasionante, complejo y laborioso”.

Amaya Cervera

En su intervención, Amaya Cervera alertaba de una situación que ocurre con frecuencia. “Muchas veces se ha preservado un material vegetal muy interesante y viñedos tradicionales porque estaban en zonas aisladas pero ese aislamiento y esa dificultad de que haya unos vinos interesantes también los pone en situación de riesgo y se producen situaciones de arranque de viñedo”.

De ahí la importancia, recalcaba la periodista, de que los propios productores se conviertan en embajadores de la zona. Y ponía el ejemplo del Priorato, que “hasta los años 80 también era una zona olvidada”. Amaya Cervera también comentó casos como los de Sierra de Gredos, los Arribes o Málaga e incluso zonas olvidadas dentro de zonas muy conocidas como Rioja o Ribera del Duero. Nadie está a salvo del olvido… y “los olvidos cambian a lo largo del tiempo”.

Juancho Asenjo

Juancho Asenjo, por su parte, lanzaba un mensaje optimista. “Se están haciendo muchas cosas bien y muestra de ello es que hay mejores vinos que nunca, hay muchísima gente joven formada que elabora vinos de calidad”. En su caso, comparó la situación de España con Italia. “Es necesario que las cooperativas se reinventen profesionalizándose”, lanzó decidido.

A continuación, se adentró en la zona vinícola más importante de la antigüedad, Campania, en una charla magistral que fue un viaje a Italia a la par que un recorrido por nuestra historia a través de los vinos de Taurasi, que parten de una variedad llamada Aglianico. “El 80% de los grandes vinos que tenemos ahora vienen de ahí, así como el primer vino de pago, Falerno, que fue elaborado por un viticultor llamado Casto.»

Diego González

El sumiller Diego González, en línea con la valorización de estos vinos de viñedos recuperados y variedades autóctonas en el mercado y en la hostelería, quiso destacar la importancia de las personas que están detrás de un vino. “Es vital llegar al conocimiento de estos vinos a través de la presencia en el territorio. Es fundamental que los conozcan muy bien no solo los sumilleres sino también las personas que están en tiendas, los distribuidores y los comerciales. Cuando sientes algo como tuyo, la forma de contarlo es diferente”. De ahí la importancia, también, de que todas esas personas relacionadas con el sector viajen y visiten los proyectos.

El joven sumiller, que representará a España en el Campeonato Mundial de la Association de la Sommellerie Internationale (ASI) en 2023, reconocía en su intervención el esfuerzo que está realizando Valtravieso por dar a conocer estas zonas. «Proyectos como este hacen que el sector, que no está tan profesionalizado, vaya haciéndolo y que la calidad media de los vinos vaya aumentando”. Y lanzaba un mensaje a otros compañeros sumilleres, sobre todo a aquellos de las zonas en cuestión, para que entre todos “podamos poner en valor este trabajo y rememos para que estos vinos lleguen al nivel que merecen”.

Pedro Ballesteros MW

“El olvido no es una ley natural, es una acción humana: los viñedos se olvidan porque la gente se va y la gente se va porque no tiene esperanza”. Pedro Ballesteros (Master of Wine) comenzaba así su intervención para reflexionar sobre todas esas zonas que se han ido abandonando. “Esos viñedos olvidados significan el recuerdo de una historia muy triste que no se ha acabado”. Pero, a la vez, rompía una lanza en favor del futuro. «Lo que más me gusta de estos proyectos de recuperación de viñedos es que hemos de tener esperanza y pensar que habrá un relevo generacional, que habrá gente que encontrará dignidad y calidad de vida trabajando esos viñedos”. Para eso, alertaba, esos viñedos han de tener valor.

Ballesteros explicaba que “el vino no es hijo de la naturaleza, es hijo de las personas. El vino recuerda su memoria cuando hay gente que la quiere recordar amando su territorio como hace Luis Martín, sabiendo cómo explotar esas viñas y cómo convertirlas en vino como hace Ricardo Velasco, gente que sabe encontrar los mercados como hace Pablo González Beteré… y gente que compra esos vinos”.

Ballesteros concluía, “estos proyectos de recuperación de viñedos suponen una innovación absoluta. Se están haciendo vinos que jamás se pudieron hacer. Y gracias a que ya no somos un país aislado sino que tenemos mercados abiertos y gente que puede estudiar en cualquier sitio, ahora estamos empezando a conocer el potencial de esos terruños.”

Ricardo Velasco

Ricardo Velasco, enólogo y director técnico de Valtravieso, remarcaba que proyectos como Viñedos Olvidados han surgido precisamente para eso. “En Ribera del Júcar, por ejemplo, siempre veía bobales muy viejos y no vinos que reflejaran esas parcelas. Por eso esas uvas estaban destinadas a acabar en cooperativas y la uva si no se valora, se pierde. De ahí nace el vino Mil Cantos, un bobal de viñas centenarias en suelos de canto rodado”.

La clave, aseguraba, es vinificar las uvas adecuadas de la manera adecuada y sin mezclarlas, mientras lanzaba un alegato animando a otras bodegas de la zona: “queremos ser la chispa para que haya más iniciativas similares”.

Luis Martín

Uno de esos ejemplos es Luis Martín, vigneron de la D.O. Arlanza, que incidía en esa idea contando su caso personal. “Yo siempre quise hacer vino y cuanto más viajaba a conocer distintas zonas más entendía que lo tenía en casa. Empezamos en Covarrubias trabajando una viña que nos prestaron y ahora ya no solo estamos recuperando viñas sino también plantando. Aquí hace falta gente que quiera hacer cosas así.”

Además, Pedro Ballesteros recordaba que detrás de proyectos como este hay mucho estudio y mucho análisis mientras reconocía que Viñedos Olvidados le ha sorprendido. “Yo admiro cuando venís gente con ilusión, con recursos, con capacidad intelectual y capacidad de hacer las cosas y de una zona de la que no me esperaba nada sacáis unos vinos bonitos, con autenticidad y originalidad, los cuales van a ser capaces de sacar una zona apartada del olvido”.

Tras esta mesa redonda, Ricardo Velasco y Luis Martín dirigieron la cata de los cinco nuevos vinos de Viñedos Olvidados: Mil Cantos, Pie Firme, Muniadona, Las Mamblas y Cerro Cerezo.

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