La Guardia Civil acaba de desmantelar una organización dedicada a la producción y posterior venta de botellas de vino falsificadas dentro de la bautizada como ‘Operación Tag’.
La investigación se inició el pasado mes de octubre a raíz de la denuncia presentada por el responsable de una empresa vinícola en Navalcarnero (Madrid) quien sospechaba que se estaban vendiendo botellas falsas de su marca a través de una página web.
Más de 1.500 botellas falsas vendidas
Las sospechas comenzaron cuando el mencionado empresario se dio cuenta de que había en el mercado demasiadas botellas de vino de producción muy limitada. A raíz de la denuncia se procedió a investigar dicha página web, llegando los agentes a comprobar que, efectivamente, se estaban vendiendo supuestas botellas de dicha marca a precios que superaban los 1.900 euros. Pronto se constató que había otras empresas perjudicadas.
Para desarmar la organización se han llevado a cabo seis registros simultáneos en Madrid, La Coruña y Málaga (tres en domicilios de los responsables y tres en sedes de operaciones, incluyendo un restaurante).
En estos registros se ha encontrado abundante material relacionado con la trama, como más de 1.600 etiquetas falsificadas de distintas marcas, 28 botellas de vino falsas, sellos, tampones, herramientas, moldes y planchas metálicas, ceras de lacre, collarines, etiquetas y cajas de madera a nombre de una de las empresas perjudicadas, además de material informático.
Los agentes también han encontrado documentación que acredita las actividades comerciales ilegales, que demuestra la venta de más de 1500 botellas de vino de marcas diferentes desde el año 2014. La Guardia Civil estima que los presuntos culpables han podido obtener un beneficio económico de más de un millón y medio de euros.
Un modus operandi sencillo
El sistema de funcionamiento de este negocio ilícito no tiene en realidad mucho misterio. Los responsables de la organización se dedicaban a comprar botellas de vino de bajo precio con características similares y la misma denominación que las marcas que querían falsificar, de bodegas y empresas mucho más exclusivas.
Posteriormente envasaban el vino en botellas falsificadas, imitando el embalaje cuidando todos los detalles, desde las etiquetas (adquiridas en una imprenta coruñesa) hasta los corchos y tapones que serigrafiaban con una máquina casera para estampar los logotipos. Disponían además de un taller con equipo informático para escanear, diseñar e imprimir el etiquetado.
Finalmente las botellas fraudulentas se ponían a la venta a través de una página web dedicada a la venta de vinos, con precios muy superiores a los originales. También comercializaron algunos vinos mediante un restaurante de La Coruña y de un portal de subastas internacionales.
Han sido detenidas cuatro personas y están bajo investigación otras cuatro, por los supuestos delitos de pertenencia a organización criminal, contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitales. Ha sido desarrollada por agentes de la Guardia Civil destinados en el Grupo de Investigación Tecnológica de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Madrid, con el apoyo de las Unidades Territoriales de la Policía Judicial de Málaga y La Coruña.
Mientras, desde Italia…
El grupo policial italiano NAS de los Carabinieri de Florencia, con el apoyo de Europol, desmanteló una red de falsificadores de vino que había logrado vender online falsos vinos italianos premium.
Los agentes llevaron a cabo redadas en ocho provincias italianas (Avellino, Barletta-Andria-Trani, Brescia, Como, Foggia, Pisa, Prato y Roma). La investigación descubrió que botellas con etiquetas originales se rellenaban con vinos de baja calidad y luego se vendían como reales en una gran plataforma de subastas online. Los vinos se vendieron en vinotecas y servicios de catering de países como Bélgica, Francia, Alemania, Italia, España y Estados Unidos.
Las botellas auténticas vacías fueron recogidas de restaurantes y entregadas principalmente por dos personas que trabajan en la industria alimentaria. Estas botellas se rellenaron con vinos baratos de diferentes orígenes, comprados online o en tiendas de descuento. Posteriormente, las botellas se sellaron con corchos y cápsulas falsificadas de un color diferente o similar al original. Finalmente, se aplicaron films de packaging y falsos sellos de garantía para ocultar la falta de signos distintivos en las cápsulas utilizadas para las unidades falsificadas.
Una vez que se establecía el contacto con un comprador a través de la gran plataforma de comercio electrónico, los falsificadores ampliaban aún más sus ofertas promocionales, estableciendo precios muy por debajo de los que se ven generalmente en el mercado. Un formato Magnum (1,5 l) de algunos de los vinos falsificados suele superar los 1.000 euros por botella.